El concejal socialista Vicent Mascarell, después de reiteradas peticiones para acceder a la información, consiguió ver el informe sobre modificación de proyecto de construcción de 13 chiringuitos. El gobierno del PP impulsó su construcción sin haber solicitado la autorización previa a Costas, que sólo autorizó la instalación de 8 de ellos.
La construcción de los chiringuitos se adjudicó por 1.098.245 euros en un proceso de contratación sin publicidad, al cual se invitaron a 3 empresas, una de las cuales no se presentó y otra realizó una oferta que sobrepasaba el precio. A esta cantidad, se deben sumar los 117.920 euros del proyecto de ejecución y los 94.296 de mobiliario, por lo que el coste total de los chiringuitos ascendía a 1.310.461 euros o, lo que es lo mismo, más de 100.000 euros por cada uno de los 13.
Tras la negativa de Costas, en lugar de optar por modificar el proyecto inicial a la baja, se justificó la cantidad inicial para la construcción de los 8 chiringuitos permitidos, disparándose el coste por cada uno hasta los 163.000 euros. Este sobrecoste provoca toda una serie de interrogantes al concejal socialista Vicent Mascarell: “¿Cómo es posible que lo que iban a costar 13 chiringuitos se haya pagado por 8? ¿Dónde han ido a parar los 500.000 euros de diferencia? ¿ Por qué gasta tan alegremente el gobierno del PP el dinero de todos los ciudadanos?” y la principal: “¿Por qué se empeña el gobierno en construir chiringuitos o el mercado del Prado en lugar de encargar de ello a la concesionaria de su explotación?”
Más allá de las preguntas, que esperemos que no queden sin responder, el proceso muestra nuevamente como “el gobierno del PP ha convertido a la empresa pública IPG una herramienta inútil y ópaca, una maquina de generar deuda, beneficiar a las empresas amigas” y a su gerente en el cancerbero para evitar que la oposición y, con ello la ciudadanía, puedan saber que se oculta en la cueva de Alí Babá.