Los 25 alumnos becados con el supuesto sueldo del alcalde no han cobrado todavía los 1.200 euros prometidos, como tampoco se han pagado desde el Ayuntamiento todas las becas de libros para alumnos de primaria y secundaria que demuestra más interés en utilizar las necesidades de la gente con fines mediáticos que en darles solución. Por finalizar, en materia de becas, se han perdido durante dos años las becas Erasmus para alumnos de formación profesional por la incompetente gestión del departamento de la señora Cháfer.
Es sólo una muestra de una política educativa basada en gestos públicos y favoritismos empresariales en privado. Como muestra de ello es la cesión gratuita de un edificio público, el antiguo CSI-COM para qué una empresa instale un colegio de élite al que la mayor parte de familias de Gandia no podrán acceder y que, además, entra en competencia directa con otros centros educativos privados de la ciudad.
Una política de privatización que ha empeorado el servicio y que resulta más cara a los ciudadanos, como se demuestra en el caso de les Escoletes, donde no sólo se ha aumentado las cuotas a los padres sino que se tendrán que pagar unas indemnizaciones millonarias a las trabajadoras injustamente despedidas y humanamente maltratadas por el gobierno del PP. A la nefasta gestión de una red de Escoletes Municipales que era la envidia de muchas ciudades se suma el cierre de la que se hallaba en la Playa y que en la actualidad sirve de almacén.
Un gobierno del PP que ha generado conflictos donde no los había, como en el tema de la cesión del edificio de Correos, comprometido con la Universitat de València, a favor de la Universidad Católica con la que ya se había llegado a un acuerdo en la pasada legislatura que no entraba en conflicto directo con la universidad pública.
La concejal socialista Liduvina Gil no entiende “cómo Marta Cháfer se puede vanagloriar de su gestión durante esta legislatura en la cual, lo único que ha conseguido, es generar desigualdades promoviendo una educación exclusiva y de pago que deja de lado las necesidades básicas de la gran mayoría de familias de Gandia. Se trata de una vuelta al pasado donde sólo los que tenían suficiente dinero podían estudiar”.
La promesa del alcalde: