2021: un paso adelante / Artículo de opinión de Salvador Gregori

El año pasado será difícil de olvidar y se recordará como el periodo en el que casi todo fue mal por culpa de una pandemia que trastocó nuestras vidas y nuestras costumbres, desordenando los fundamentos de la actividad económica y atemorizándonos sobre las perspectivas de futuro.

Pero gracias a un desarrollo científico espectacular se han desarrollado en tiempo récord vacunas anti covid que cambiarán de forma significativa el futuro cercano, aportando un rayo de esperanza inexistente hasta hace poco. Es por ello que, según avanza el nuevo año, Gandia ha de tomar la iniciativa y retomar el pulso de su economía sin perder ni un instante esperando acontecimientos.

Desde la Administración, y con la implicación directa del sector privado, se debe liderar el proceso de reactivación económica en la ciudad y, por capitalidad, en el conjunto de la comarca. Para ello, no podemos volver a caer en declaraciones recurrentes pero insustanciales o plantear objetivos grandilocuentes, aunque indefinidos. Urge definir una hoja de ruta sobre las acciones y los sectores en que debemos centrarnos para que, de una forma consistente, vuelva a latir el corazón económico poniendo en marcha un sistema productivo esclerotizado con claro peligro de decadencia respecto a un pasado reciente.

 

Potenciar actividades de uso intensivo de mano de obra

Padecemos una crisis de demanda, y sin empleo esta no se va a reactivar. La pandemia ha dejado el cuerpo laboral muy debilitado por el hundimiento de la actividad económica. Un tratamiento de shock que reactive el mercado laboral puede venir del sector de la construcción, pero de una manera totalmente distinta a la época del boom inmobiliario donde la destrucción del territorio y la especulación estaban íntimamente interrelacionados. Tenemos en marcha tres ARRU (programas de Ayudas a la Regeneración y Renovación Urbana): Raval, Beniopa, Elíptica-República Argentina. La inversión pública en obra en estas tres barriadas debería combinarse con acciones de rehabilitación urbana privadas para activar sinergias multiplicadoras sobre un sector que es un gran generador de trabajo directo y, a su vez, moviliza a otros sectores relacionados con la construcción. Al igual que la adrenalina estimula un corazón debilitado, la construcción es un formidable movilizador de recursos y, a su vez, este enfoque de regeneración constructiva redundaría en la mejora de la confortabilidad y el entorno urbano tan necesaria en una ciudad bastante desvencijada en algunos de sus espacios y edificios. Si le añadimos la gran inversión pública ya adjudicada en infraestructuras educativas (Pla Edificant), sanitarias (antiguo hospital de Roís de Corella), judicial (nuevo Palau de la Justícia en Santa Anna) o el enorme agujero a rellenar en Sancho Llop para hacer realidad un Cluster Sanitario, se puede afirmar sin ninguna duda que la construcción puede actuar como elemento revitalizador a corto plazo de la economía y el empleo en Gandia y comarca.

Si tal como apuntan algunos estudios, el efecto multiplicador del sector de la construcción es dos empleos más por cada uno generado, nos da una idea de la potencia de palanca que se deriva del uso de este sector como reactivador económico.

 

Aprovechar el turismo como motor de recuperación rápida

Si algún sector de la economía ha sido castigado por la pandemia, tanto en términos de actividad como de empleo es, sin lugar a dudas, el turismo. El confinamiento inicial y la falta de movilidad posterior fueron tan imprescindibles para controlar los contagios como letales para el sector, por motivos obvios. El descalabro bursátil de las empresas turísticas (aerolíneas, cadenas hoteleras, etc) contrasta con su espectacular recuperación ante las noticias sobre la disponibilidad de vacunas, claro síntoma de la sensibilidad del sector por las restricciones de la movilidad.

España es el país de la OCDE con un mayor peso de PIB asociado al turismo, tal como muestra esta gráfica adjunta.

Por ello, nuestro desplome económico es mayor que el resto de países, pero también puede recuperarse más deprisa si la situación pandémica cambia y todos los viajes turísticos, de una población deseosa de hacerlos, se realizan.

Por tanto, el turismo ha de ser un revulsivo económico y de empleo a corto plazo, y eso debemos aprovecharlo. Gandia hizo muy bien sus deberes en la campaña turística pasada y el departamento de Vicent Mascarell fue noticia nacional por acciones muy innovadoras, convirtiéndose en foco de atención por delante de destinos turísticos tan potentes como Benidorm. Por su parte, el sector privado hizo un enorme esfuerzo de adaptación al nuevo contexto sanitario, amoldándose de forma muy profesional a los requerimientos de prevención.

Es por ello que, a pesar del fuerte repunte de contagios actual, el horizonte para el próximo verano es esperanzador gracias al proceso de vacunación masivo, y ello permitiría que el sector renazca. Y a la vista del trabajo realizado en Gandia en 2020 estoy seguro que ello se producirá.

 

La sanidad como nuevo yacimiento de actividad y empleo

Uno de los ejes principales del programa de gobierno del PSPV-PSOE de Gandia era impulsar el desarrollo del Cluster Sanitario en el polígono de Sancho Llop aprovechando al hospital comarcal como elemento tractor. Más allá de resolver definitivamente el futuro de ese gran agujero de varios cientos de miles de metros cuadrados de superficie, algo vital para los propietarios de los terrenos, el polígono es una gran oportunidad para el desarrollo económico del conjunto de la Safor. Diseñado para usos sanitarios e industriales, el precio del suelo es elevado para la industria pero asequible para el uso sanitario, al ser una actividad de alto valor añadido. La apuesta sanitaria es tanto una decisión de carácter estratégico por el progresivo envejecimiento de la población y por los previsibles escenarios pandémicos futuros como consecuencia de un clima y un medio ambiente cada vez más deteriorados, como una medida de carácter coyuntural para la reactivación económica a corto y medio plazo. Terminar y adecuar el polígono requerirá una carga importante de trabajo, pero lo más determinante será la posible y rápida implantación de empresas asociadas a la sanidad una vez despejada la incógnita del suministro energético, ya resuelta por la Generalitat con el permiso dado para la construcción de la subestación eléctrica. Además, si importante será la generación de empleo en la construcción de edificios, mucho más lo será cuando estos empiecen a funcionar. De hecho ya hay varios proyectos con visos de arrancar en cuanto se logren las licencias de obra, y uno de ellos, por ejemplo, es un geriátrico que dará ocupación al menos a 150 personas. Si ello es posible en una superficie inferior a diez mil metros, imaginemos lo que puede suponer en el resto del polígono. Una iniciativa tan novedosa como la clusterización sanitaria y la ya iniciada construcción del complejo de Roís de Corella, formarán un conjunto singular de especialización profesional sin parangón en muchos kilómetros de distancia, y se convertirá en un yacimiento de trabajo muy importante para Gandia en particular y su comarca en general.

 

La industria como factor de estabilidad económica

Si algún sector ha sido dique de contención y elemento estabilizador de la economía en los peores momentos de pandemia en 2020, ha sido la industria. Con los datos del Banco Mundial disponibles (ver gráfica adjunta),

la industria ha mejorado su competitividad en los 10 últimos años, siendo su peso sobre el PIB superior al del empleo que utiliza, viéndose reflejado en su fuerza exportadora y la contribución al superávit en la balanza de pagos. Es un sector que apuesta por la internacionalización y es capaz de generar rentas para los trabajadores por encima de la media debido a su productividad.

El esfuerzo inversor del Govern del Botànic, a través del IVACE, ha modernizado muchísimos polígonos industriales en la pasada legislatura y continuará en la actual centrándose en la digitalización y la industria 4.0. Por su parte, sería deseable que la Safor reforzara su política industrial abordándola desde una óptica supramunicipal aprovechando el refuerzo de la Mancomunitat con la reincorporación de Gandia.

Urgen visiones unificadoras y abandonar actitudes miopes, empezando con algo tan simple como elaborar un repositorio con todo el suelo industrial disponible, sus características urbanísticas y su nivel de equipamiento detallado para ofertar a posibles inversores. Además, sería deseable unas ordenanzas municipales lo más homogéneas posible en todos los municipios para que las empresas interesadas no caigan en un galimatías normativo que desanime la inversión. Conveniar con profesionales del sector inmobiliario con el objetivo de facilitar soluciones habitacionales y educativas para los equipos directivos y sus familiares también sería bien visto por aquellos con capacidad de decisión en la localización de sus inversiones.

Por último, y una cuestión en absoluto menor, los costes energéticos van a ser una pieza importante para la competitividad empresarial. No por cuestiones románticas de conservación de la naturaleza (que también) sino por un aspecto puramente económico, la implantación de esas energías debe abordarse ya como un elemento clave de viabilidad futura al incidir de una manera decisiva en la competitividad industrial. Las ayudas europeas, orientadas en ese sentido, han de ser una oportunidad que esta comarca no puede dejar escapar si quiere que su tejido industrial no decaiga.

Proyectos mancomunados con participación público privada y de amplia visión territorial es la única vía de alcanzar un éxito tan deseable como imprescindible. Los EGM (Entidades Gestoras de Modernización) impulsados desde la Generalitat son un instrumento interesante aunque deberían adaptarse y redefinirse para realidades comarcales dispersas donde prevalecen la multitud de polígonos pequeños, como es la Safor.

 

El comercio: estímulos, tecnología y aliados

Si algo ha caracterizado tradicionalmente a Gandia es su capitalidad comercial y su influencia en las comarcas próximas. En estos momentos, todo el sector servicios, tan sensible a la demanda, padece una situación difícil y, dada la importancia del tejido comercial, es necesario articular una doble estrategia que pueda paliar la situación. La primera de ellas sería acciones de choque con políticas de demanda en vena que reactiven el consumo, un tratamiento de shock que supla la debilidad de las rentas salariales a través de los llamados bonos al consumo financiados por el presupuesto municipal. Esta acción de keynesianismo puro y duro mejoraría eficazmente la demanda estancada por la escasa capacidad de gasto en las familias o por el retraimento del consumo de aquellos que sí lo tienen pero están temerosos de un futuro incierto y ello se refleja en el incremento del ahorro de los hogares (los que pueden hacerlo) en 2020 como un fenómeno generalizado, tal como muestra el gráfico adjunto.

La estrategia a medio plazo pasa por la inaplazable inmersión del comercio gandiense en el e-commerce, algo dicho hasta hartarse pero de lenta adaptación por parte del sector. Desde el Departamento municipal de Ferran Martínez se apuesta acertadamente por la digitalización con los bonos tecnológicos y el impulso de un «Market Place» de Gandia. La dualidad de comercios con venta electrónica respecto a otros que no están en ello, pondrá de manifiesto en breve tiempo quiénes sobrevivirán en un futuro próximo y quiénes tienen un elevado riesgo de desaparecer. Por otro lado, el comercio urbano no es sólo una mera sucesión de tiendas donde se realizan transacciones comerciales, no. El comercio vertebra a una ciudad, le da carácter, vida, y el tendero de la esquina es el mejor agente de dinamización social de un entorno.

Por todo ello, y a pesar de la bondad del comercio electrónico, la estrategia a largo plazo consiste en convertir cada acto de compra en una experiencia satisfactoria, combinándola con la restauración y un entorno urbano amable, sin coches y con oferta cultural que llene de contenido la calle para complementar dicha satisfacción dando un alto valor añadido al acto de compra. Los departamentos de José Manuel Prieto y Nahuel González pueden ayudar a revitalizar un sector cultural muy tocado por la pandemia y a su vez incidir mucho más allá del sector que representan, impulsando una programación potente que consolide a nuestra ciudad en el referente urbano de primera magnitud que siempre ha sido.

Son necesarios muchos otros aspectos que refuercen el comercio, como repensar los horarios comerciales o exprimir los párkings de Gandia como elementos de dinamización comercial. De lo que no hay duda es que si Gandia pierde parte de su tejido comercial, la ciudad decaerá tanto económicamente como socialmente.

Seguro que se pueden desarrollar muchas más acciones (la siempre olvidada agricultura y su influencia en la industria agroalimentaria y el transporte; el papel que puede jugar el puerto comercial, etc) pero en este artículo se ha incidido sobre aquellos sectores que mayor peso tiene sobre el PIB: Turismo, Construcción, Salud y Comercio.

A pesar de la virulencia de la tercera ola del covid-19, la situación, queremos creer, estará normalizada a finales de febrero y la primavera representará un paso definitivo hacia un horizonte muy distinto por efecto de la tan esperada vacunación. No podemos esperar ni un momento y todos los mecanismos que impulsen la actividad económica, el empleo y el consumo deben activarse desde una visión global e implicar todos los recursos del entorno.

Debemos cambiar el chip y abandonar políticas asistencialistas y subvencionadoras por políticas económicas activas. Tenemos capacidad, voluntad y una tradición como ciudad emprendedora envidiable. Ninguno de nosotros tiene el lujo de elegir sus desafíos; la historia y el destino nos los ponen delante. Nuestro reto es afrontar las pruebas que se nos presentan. Lo hemos hecho en otras ocasiones y estoy seguro que lo volveremos a conseguir.

 

Artículo de opinión de Salvador Gregori, concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Gandia, publicado el 24 de enero de 2021 en el diario Levante-EMV (edición de la Safor).